Parece que la cadena de venta de pollo frito KFC ha decidido cambiar de clientela. ¿Qué pensaría el difunto coronel Sanders si viera que el negocio que él creó para que las familias decentes pudieran atascarse a base de muslos de pollo grasientos ahora atrae a sus clientes con anuncios orgásmicos y de alto contenido erótico?
Intercambios de fluídos, lamidas, chicas sexys bebiendo de un popote mientras miran a cámara.. Aunque los creativos de este anuncio de refrescos de KFC hayan tenido mucho cuidado porque no se viera ni una teta en el spot, no hace falta ser un lince para darse cuenta de que nos están vendiendo una experiencia sexual. Una experiencia sexual engañosa, eso sí, porque reemplazando el sexo real por batidos hipercalóricos lo último que conseguirás es ser como los protagonistas del anuncio.
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